[Entrada publicada originalmente el 23 de febrero de 2015 en el blog de la Fundación Félix Granda]
El pasado año recordábamos con esta entrada el aniversario del nacimiento y muerte de Félix Granda y Buylla, ocurridos ambos en dos meses de febrero. Félix Granda nacía un 21 de febrero de hace 147 años en Pola de Lena, Asturias, y fallecía en Madrid un día como hoy, 23 de febrero, de 1954, con 86 años. Dejaba atrás una larga vida dedicada al arte sacro, y sus obras aún hoy embellecen un incontable número de templos no sólo en nuestro país, sino en gran parte del mundo.
Entre las obras que realizó, este 2015 se cumple precisamente el centenario de una de las más especiales, no sólo por haberla realizado en su Asturias natal, sino porque en ella plasmó con gran libertad un ambicioso programa iconográfico y estético. Se trata de la parroquia de San Juan el Real de Oviedo, a la que dedicábamos nuestra última «Pieza del mes».
Félix Granda, que en cada obra que produjo, por pequeña que fuera, introducía siempre un elemento artístico, eligió para sí y su familia un sepulcro de extrema sencillez. En la parte antigua del cementerio de la Almudena de Madrid, cuya belleza invita al visitante no aprensivo a un callado paseo, se encuentra una áspera lápida de granito, lisa, en la que únicamente destaca una pequeña cruz latina en relieve. Bajo la cruz, casi ilegibles por la erosión, se distinguen tres nombres, con sus correspondientes tres pares de fechas. Flanqueado por el de su madre, Élvira Álvarez – Buylla (m. 1925) y el de su hermana Cándida Granda, viuda de Sampil (m. 1959), se intuye – más que se lee -, en el centro, el de nuestro sacerdote artista.
Sirva esta entrada de breve recuerdo a su memoria y de agradecimiento a su legado, del que aún hoy nos beneficiamos gran número de personas.